“No creo en la suerte. Creo en mí y sé que llegaré donde me proponga.”
Miguel Zapata (1946-2014), nacido en Cuenca, España, fue un pintor con un estilo muy particular, caracterizado por una mezcla de influencias clásicas y modernas. Estudió en Madrid y París, donde absorbió el arte europeo, aunque mantuvo una fuerte conexión con su herencia española. Sus obras se reconocen por una técnica singular que combina óleo, acrílico y collage, integrando a menudo materiales inusuales como madera y metal para dar un aspecto casi escultórico a sus cuadros.
Zapata encontró inspiración en las antiguas ciudades mediterráneas, especialmente en Roma, y creó una serie de obras centradas en ruinas, arquitectura y paisajes que evocan una cierta nostalgia e introspección. Los temas de decadencia y persistencia son recurrentes en su obra, que a menudo hace referencia a figuras y motivos religiosos o míticos. Su pintura transmite una atmósfera oscura y misteriosa, que refleja su fascinación por la historia, la memoria y el paso del tiempo.